Se habla mucho del apego, pero ¿qué necesitamos para favorecerlo? Descubre cuatro elementos importantes para una apego seguro.
El apego es algo biológico y necesario, es el lazo afectivo que une a una persona con otra y los cuatro componentes más importantes son: la empatía, disponibilidad, incondicionalidad y regulación emocional. La forma en la que los niños viven estos aspectos en la relación con sus padres u otros cuidadores primarios de apego condiciona la seguridad que sientan con ellos.
Descubre en qué consisten los 4 componentes del apego:
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Empatía:
Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Nos permite tener en cuenta al otro y nos invita a confiar, al sentirnos acompañados y seguros. Es una característica indispensable en el apego seguro: sólo si la madre, padre o cuidador entiende lo que le pasa a su bebé, puede ofrecerle lo que necesita y, así, crece en él la confianza en ese vínculo.
Inés Di Bártolo habla acerca de la “danza de imitaciones” y propone que, gracias a las neuronas espejo, los adultos imitamos los gestos de los bebés y estos a su vez imitan los de los padres. Al hacerlo una y otra vez, los adultos son capaces de ponerle palabras a lo que podrían estar sintiendo los bebés y comienza a desarrollarse la empatía. A partir de las múltiples experiencias en las cuales el bebé se ve reflejado en las respuestas empáticas de sus padres, aprende a hacer lo mismo.
Responder con empatía a los hijos cuando son bebés suele ser más fácil que cuando crecen. Así que es ahí cuando debemos prestar atención para no dejar de hacerlo. A veces, lo olvidamos porque pensamos que ya están grandes o que, al hacer berrinche, nos están manipulando, o simplemente priorizamos otros problemas y empezamos a exigirles que obedezcan en lugar de escucharlos e interpretar lo que necesitan.
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Disponibilidad:
La premisa central de la teoría del apego es que los padres serán capaces de sintonizar con las necesidades del bebé y responder adecuadamente a ellas, a partir de que las figuras de apego estén disponibles si las necesitan. Estar ahí para el otro tiene que ver con la confianza, con fomentar la autonomía y la independencia. El niño podrá separarse poco a poco sabiendo que puede regresar cuando lo necesite.
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Incondicionalidad:
Significa amar y aceptar por completo a nuestros hijos, tanto las características positivas como las negativas, sin restricciones ni condiciones; sobre todo, sin amenaza de pérdida de amor y sin tratar de manejarlos a nuestra conveniencia. Es evidente que habrá conflictos, peleas, enojo, impaciencia e infinidad de reacciones más, pero, a pesar de eso, se sigue amando al otro y es importante recordarlo cuando los hijos van creciendo.
El amor condicionado se siente cuando se aplica el “te quiero si…”; “te quiero si te portas bien”, “si te sacas buenas calificaciones”, “si te duermes temprano”. Cuando el amor se ve amenazado, por ejemplo, en el momento que los padres retiran la palabra porque el hijo no se comporta de alguna manera en específico, los hijos gastan mucha energía para que la relación no se rompa y buscan complacer.
La incondicionalidad libera la preocupación de mantener el amor de los padres y permite a los hijos seguir su curso de maduración. Recuerda no caer en el otro extremo, amar incondicionalmente no significa dejar de poner límites y complacerlos en todo, lo que cambia es la forma de hacerlo.
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Regulación emocional:
Es la capacidad para procesar y manejar emociones y depende de la cantidad de herramientas que se adquieran a lo largo del tiempo. Empieza cuando los papás ofrecen diferentes soluciones a partir de lo que le pasa a su hijo, en ocasiones consuelan, a veces alimentan, calman o abrazan.
A partir de las respuestas de los padres, los niños aprenden a procesar las emociones, entienden que pueden estar enojados o tristes pero que es posible calmarse y recuperarse; ellos mismos empiezan a integrar esas estrategias reguladoras. Por ejemplo, un niño puede decir “mesa mala” cuando se golpea con ella, tal como su mamá lo dice. Al inicio, son regulaciones simples pero, conforme crecen, las estrategias van evolucionando.
Lo más probable es que demos el tipo de apego que recibimos nosotros cuando éramos pequeños, así que recuerda trabajar en ti. Un padre puede mejorar al mejorar la comprensión de sí mismo.