Hagamos juntos diferentes estrategias para que nuestros hijos se lleven mejor y así, crear una mejor relación entre hermanos.
¿Las peleas entre hermanos se han vuelto un problema? ¿Sientes que tu casa se está convirtiendo en una zona de guerra? ¿Sientes que como padre haces lo que puedes para sobrevivir a esos tormentos? ¿Te cuestionas si estás haciendo las cosas bien? Estas y otras muchas preguntas pasan por nuestra cabeza. Es momento de ver las cosas con una perspectiva distinta, hagamos juntos diferentes estrategias para que nuestros hijos se lleven mejor.
Dentro del desarrollo de los niños, es muy importante la dinámica que se tenga con los hermanos, esta relación que se crea entre ellos es una especie de experimento social que les ayuda a forjar relaciones con otras personas y les enseña habilidades sociales que usarán toda la vida. En las interacciones fraternales se generan espacios de mucho crecimiento, aprenden a negociar, a relacionarse, refuerzan su empatía, les da herramientas para aprender a ceder y delegar, son capaces de marcar límites y establecer relaciones sólidas.
La relación que tenemos con nuestros hijos es un modelador que marca una pauta importante en la forma en que ellos como hermanos se manejarán; la manera en la que nos comportamos, hablamos y transmitimos a nuestros hijos es la base en la que ellos interactuarán entre sí.
Una forma de cambiar el sistema familiar y armonizar el ambiente en casa es diferenciar entre igualdad y equidad, la primera responde a darle a todos lo mismo y la segunda es darle a cada uno lo que necesita. Es común que los padres busquen darle a todos lo mismo, pero esto sólo generará diferencias entre ellos, ya que crecen buscando la igualdad, llevando la cuenta, comparándose con los hermanos y, por lo tanto, molestándose.
Sabemos que, como padres, buscamos siempre la felicidad de nuestros pequeños, sin embargo, la fórmula de darles a todos lo mismo se vuelve un tanto contraproducente, debemos entender que cada uno de nuestros hijos siente y piensa diferente, esto es justo lo que los hace únicos. Si tratas de darles a todos lo mismo, no obtendrán lo que de verdad necesitan. Aunque suene contradictorio, cuanto más igualitario se busque ser, más separación se fomenta entre ellos.
Aterricemos este consejo en el día a día. Si uno de tus hijos necesita ropa nueva, no es necesario comprar ropa a todos solamente para que no se sientan mal. Si uno se peleó con un compañero, tal vez necesite ser escuchado, abrazado y aconsejado, mientras que el otro hermano necesite acompañamiento en la noche o ser apapachado. Cubre sus necesidades según el momento y la situación.
Estos Frater Tips te ayudarán a ver las cosas con mayor claridad para lograr una mejor relación entre hermanos:
- Debes entender que cada uno es diferente y, por lo tanto, necesitan cosas distintas.
- Aceptar y amar sus diferencias les quita un peso de encima a nuestros hijos. Esto les ayuda a dejar de buscar la “igualdad” entre ellos y empiezan a ver como algo natural las atenciones distintas que tenemos con cada uno.
- Respetar y apoyar sus intereses y motivaciones. A uno le puede gustar el deporte y al otro el arte.
- Buscar pasar tiempo exclusivo con cada uno de ellos y tener atención personalizada.
- Es natural sentir afinidad por alguno de nuestros hijos, pero hay que buscar no mostrar favoritismo, ya que eso crea muchas peleas entre hermanos. El menos favorito crece con culpa y se aleja de su verdadera personalidad al tratar de cumplir las expectativas de los padres, mientras que el favorito se esfuerza mucho para no decepcionar a los padres, haciéndolo inseguro y ansioso.
- Realizar actividades en familia que promuevan la relación entre hermanos.
- Evitar las comparaciones entre hermanos, esto solamente fomenta la rivalidad y también los aleja de su verdadera personalidad.
- Evitar las etiquetas, ya sean positivas (responsable, inteligente) o negativas (flojo, desordenado), ya que los niños empiezan a actuar en función de ellas y lo que se espera de ellos, olvidándose de su mundo interno.
Como padres tenemos que ser mucho más conscientes de nuestras emociones y lograr comunicarnos con nuestros hijos de una forma mucho más asertiva. Dejemos de imponer nuestras expectativas sobre ellos, veámoslos como realmente son, esos seres maravillosos que, con nuestra ayuda, se convertirán en la mejor versión de sí mismos. Que vean en nosotros un ejemplo a seguir y no alguien que los juzga; nuestros hijos no necesitan nuestra aprobación, necesitan nuestro amor incondicional y nuestro apoyo. Esto los ayudará a forjar su verdadera personalidad, sin compararse con la de sus hermanos, evitando así la rivalidad entre ellos.
Así que busca aplicar la equidad más que la igualdad, busca conectar con tu hijo, vincularte, escuchar y cubrir sus necesidades particulares. Cambia el discurso de “los quiero a todos por igual” a “los quiero a cada uno de forma única”. Esta diferencia en el discurso y en la forma de relacionarte con tus hijos, donde no se hacen comparaciones entre ellos, puede cambiar la dinámica fraternal, además de potencializar su individualidad y búsqueda de identidad.